Después de once años de silencio discográfico, Dokken vuelve con Heaven Comes Down, un disco en que retoman su clásico estilo ochentero, pero adecuado a las dificultades vocales de Don Dokken. Un álbum de hard rock clásico que transmite los parajes melódicos habituales de una banda que no pretende desaparecer.
El glam metal fue uno de los subgéneros fundamentales para que el heavy metal llegara a un público masivo. Aunque genera opiniones diversas entre los metaleros, sería una desfachatez no reconocer su impacto como movimiento popular. Innumerables bandas estuvieron ligadas a él, una de ellas era Dokken. Al igual que muchos otros en la actualidad, el grupo solo se sostiene con un miembro original, el vocalista Don Dokken. Desde 2010, el estadounidense ha presentado problemas con su voz. De hecho, tuvo que operarse para solucionar unos nódulos que aparecieron en sus cuerdas vocales. Con una mejor voz, aunque sin poder replicar su calidad de antaño (bueno, los años le pesan a todos), Dokken lanzó en 2023 Heaven Comes Down, su primer disco de estudio en once años.
El álbum inicia con un rasgueo acústico en «Fugitive», que instantáneamente me recordó a «Unchain the Night», la pista inicial de Under Lock and Key de 1985. Es un buen comienzo, muy melódico y retro, «muy Dokken» en definitiva; incluso el solo de John Levin tiene su aire a George Lynch. Más pesada aún es «Gypsy», con una parte que antecede al solo de guitarra muy arabesca, curiosa elección. «Is It Me or You?» es más setentero en su inicio, pero estructuralmente noventero, con aspiraciones del rock alternativo. Otra vez Levin entrega un solo digno, está en su salsa este hombre. «Just Like a Rose» continúa este camino grato desde la primera canción con un hard rock muy de la onda clásica de la banda; con una introducción fuerte, un pasaje más calmo en los versos y un estribillo muy melódico. Un tema que podría estar en cualquiera de sus álbumes clásicos de los ochenta y no desentonaría. «I’ll Never Give Up» es la primera parada en la estación de la power ballad, que sigue la norma al pie de la letra de lo que este tipo de canciones significan. Una canción en que la voz de Don se amolda perfectamente.
Después de su correspondiente balada, «Saving Grace» recoge el aspecto alternativo de «Is It Me or You?», con una dosis zeppeliana en el riff de los versos. «Over the Mountain», por su parte, es un corte más promedio dentro del concepto que ofrece el disco, entre lo pesado y lo mélodico. «I Remember» es la segunda power ballad, más sentimental, lacrimógena e íntima, debido a la visión retrospectiva de su letra. «Lost in You» es otra pista melódica, de esas canciones que pueden sonar en los espacios nocturnos de las radios de adult oriented rock. El álbum termina con «Santa Fe», un tema más tirado a la onda del rock sureño; la voz de Dokken más profunda y la musicalidad acústica hacen que el disco cierre con una serenidad increíble e inesperada.
Heaven Comes Down es una muestra de la sonoridad actual de Dokken, situada entre el hard rock y el rock melódico. En vez de tratar de sonar como antes, la banda sabe de las dificultades de Don para alcanzar sus habituales tonos altos y habilidosamente opta por bajar su típica agresividad para adecuarse musicalmente a su voz. Ese intento, acertado por donde se le mire, hace que el álbum suene más íntimo, pero sin perder las características propias de la banda. De hecho, si Don estuviese en su forma ideal, Heaven Comes Down estaría ubicado entre sus álbumes de los ochenta y coincidiendo con su clásica calidad de aquel momento. La producción está bien realizada, la banda suena increíble, incluso Don (personalmente su nueva voz la encontré similar a Mike Tramp de White Lion) suena bastante bien, por eso es lamentable lo que le pasó a su voz. Si buscas, con mente cerrada, a que este disco suene igual que Tooth and Nail o Back for the Attack, déjame decirte que tus expectativas son muy altas y puede desilusionarte. Sin embargo, Heaven Comes Down es un buen trabajo de hard rock clásico, con una calidad que nunca cae, incluso en sus momentos más sentimentales. En definitiva, es otro álbum que postulo para los mejores del año.